25 mayo 2012

Los Susurros de un Alma Errante: Capitulo 4: La voz.

Despertar otra mañana pensado en ella, como cada día. Aún no sé por qué sigo en esta vida, a veces siento que debería desaparecer sin más, dejar de sufrir, pero hace tiempo que comprendí que esa era la huida de los cobardes, un modo de escapar para los cobardes. Si sigues la estela de tu estrella podrás darte cuenta de que te muestra un camino lleno de baches y dificultades, esos baches son simples pruebas de lo que pasa en esta vida. No se pueden explicar, no se pueden evitar, tan solo hay que acatarlos y seguir adelante pase lo que pase. Aunque siempre existe una salida, nunca es la más convencional, pero es una salida, el suicidio es tan solo la manera fácil de evitar cualquier problema que te puedas enfrentar. Yo decidí ser fuerte, por ello sigo adelante, supero mis dificultades, esquivo todos los baches que puedo e intento hacer feliz a mi familia y a mí mismo.
En en esos momentos de la vida en los que superas una dificultad y te caes en un bache en los que piensas que no puedes más...

Hoy me dieron la carta de despido, mi rendimiento de trabajo había bajado muchísimo desde el incidente, el jefe de la empresa se veía en la obligación de despedirme, la empresa pasaba por un mal momento y necesitaba ahorrar en personal. Yo no le reproché nada a mi ex jefe, amigo mío por cierto, es comprensible que si alguien no trabaja eficientemente sea sustituido por otro. En casa las cosas no marchaban bien, Nicole y Anastasia estaban más distantes conmigo, las había desatendido durante mucho tiempo, apenas hablaba con ellas. Nicole me dijo que esto no marchaba bien y que se tomaría unos días visitando a sus padres, son mayores y viven lejos, me invitó a ir para despejarme, pero no quería salir de aquella casa. Le dije que se llevara a Anastasia, estaría mejor con su madre y viendo a sus abuelos, ya que llevaba tiempo sin verlos.

Estar sólo en una casa puede ser muy interesante, puedes planear que hacer durante horas, pero no harás nunca nada. Yo no planeé nada, pero de por sí ya sabía lo que iba a pasar. Max se acercó al día siguiente de irse Nicole, como había previsto, Nicole no me dejaría totalmente solo en mi casa sin ningún tipo de "protección", así es como llama ella el tenerme vigilado por si me ocurría algún percance, aunque yo siempre he pensado que lo hace para que no le sea infiel, cabe decir que su anterior novio la engañó con su mejor amiga.

- Hola, ya sabes que me envía tu mujer ¿no?.

- Por supuesto, ella nunca cambia, siempre tan desconfiada.

- Bueno, tienes el sueño de todo marido, una temporada sin mujer ni hijos, ¿qué vas a hacer?

- Nada, es irónico pensar toda la semana lo que harías si tuvieras 5 minutos libres y cuando los tienes no se te ocurre nada.

- Pues parece que yo voy a tener que sacarte de casa. Vamos cámbiate que nos vamos a dar una vuelta.

Una vez me había cambiado salimos a dar un paseo, yo como siempre estaba como ajeno a mi mente, no estaba prestando atención a lo que Max decía. Entonces paramos. Estábamos enfrente de un campo de fútbol, al parecer lo había abierto hace poco y no me había dado cuenta, mi sorpresa fue mayor al encontrarme a todos mis antiguos compañeros del colegio allí. Max había organizado un pequeño partido para recordar viejos tiempos. Todos estaban allí, excepto Rahn, nuestro portero, que casualmente estaba de gira asiática con el equipo donde juega, es el único de nosotros que ha hecho carrera en el deporte.

Me lo estaba pasando como nunca, logré despejar mi mente de todos mis problemas, volví a confiar en mí mismo, las bromas de mis compañeros me hacían reír, hacía mucho tiempo que no reía. Incluso casi tuve la oportunidad de marcar un gol. Pero volvió a ocurrir algo extraño, chuté el balón y este me dio en la cara al rebotar en el larguero, pero esto no era lo más extraño, lo extraño fue el escuchar una voz mientras permanecía tendido en el suelo casi sin sentido. Esa voz era masculina, no se escuchaba con claridad, pero pude distinguir de entre sus palabras el siguiente mensaje "Eirini... no... accidente... ojos...". Es algo que me devolvió a la realidad que vivía, un mensaje que me quería decir algo, un golpe, una voz que nunca antes había oído... Volvemos al principio pero esta vez con una excepción, ya no buscaba a mi hija, quería saber que había pasado realmente con mi hija...

Continuará...