06 octubre 2013

Un Viaje a la Felicidad. Capítulo 5: Dualidad de Posiciones.

Cuando volví a despertar volví a ver todo oscuro, ya nunca más podría volver a ver nada más… Escuchaba a alguien que lloraba cerca, estaba echado sobre la cama donde yo estaba. Acerqué mi mano para tantear quien era. Este tacto, el pelo corto, se trataba de Himari. Yo ya me había tranquilizado un poco y traté de consolarla.

      -          Vamos, no llores, después de todo sigo vivo, ¿no?

      -          Sí, pero es todo culpa mía.

      -          Deja de echarte la culpa de todo, nunca debí de haber tocado las espinas del rosal.

      -          Yo nunca debí dejar que te quedaras, si no lo hubiese hecho probablemente estarías bien.

      -          Fue inevitable, me habían dejado tirado, en todo caso la culpa sería de aquellos viejos. –reí-

      -          Nunca me perdonaré lo que te he hecho, lo siento, lo siento mucho.

      -          No tienes que sentir nada, me has salvado la vida, al menos no soy un vegetal. Todavía puedo seguir moviéndome, oírte, tocarte, olerte y saborear esa comida tan rica que haces.

      -          Gracias, de verdad, pero lo que hice no me gusta.
      
      -          Tan solo me devolviste la vida, vivir en la completa oscuridad no es agradable. La impotencia de no poder hacer nada es el mayor castigo que se le puede dar a una persona. Estoy seguro de que los demás también piensan lo mismo y te están agradecidos por ello.

Himari se levantó y fue a preparar algo de comer para la cena, yo, mientras tanto pensaba en qué haría de ahí en adelante. Estar tirado en una cama para el resto de mi vida era demasiado aburrido así que decidí empezar a valerme por mí mismo comenzando por caminar. Me levanté de la cama y fui tanteando todo lo de la habitación, por la situación de los objetos pude deducir que estaba en la habitación donde me había hospedado en la casa de Himari. Junto a la mesita de noche había un libro, era el que Himari me había regalado, lo reconocí por su inconfundible encuadernamiento, pensaba que ya era inútil para mí leer este libro, sin ojos poco más podría hacer. Lo volví a dejar sobre la mesita y me senté sobre la cama. De fondo sonaba un grillo por lo que pude deducir que era de noche. El olor de la comida subía hasta el cuarto, olía de maravilla, juraría que una sopa de champiñones, pero no estaría seguro de ello hasta haberla comido, tenía mucha hambre, no sabía cuántos días había estado encamado o cuándo fue la última vez que comí, así que esperaba con ansias la hora de la comida.

      -          ¡Qué haces levantado! Vuelve a la cama, hace poco que te operé, debes reposar.

      -          Tranquila, ya me encuentro bien, un poco mareado, eso es todo, tengo hambre, ¿qué hay de comer?

      -          Sopa de champiñones, tengo entendido que es tu favorita.

      -          Sí, ¿cómo lo has sabido?

      -          No olvides que soy una bruja… ¡No hombre! Lo dijiste mientras dormías.

      -          ¡Vaya! Ya ni durmiendo está uno tranquilo. –reí-

      -          Tienes muy buen humor para haber pasado por todo esto.

      -          Esto para mí ha sido como volver a nacer. Creí estar perdido hasta que tu voz me encontró y me trajo de vuelta desde las sombras. Tú eres mi salvadora y te estaré siempre agradecido.

      -          No digas eso, yo solo te he traído desgracia, siempre traigo desgracia a mis seres queridos.

      -          Himari… Respecto al libro, tengo que devolvértelo, me es imposible terminar de leerlo en estas condiciones, siento tener que devolver un regalo, pero alguien podrás aprovecharlo mejor que yo en un futuro.
      
-          No, el libro es tuyo, yo te lo regalé, que no puedas leerlo no es un impedimento, ¿tú querías seguir leyéndolo verdad? Eso no impedirá que lo hagas, yo te lo leeré.

Himari siguió leyéndome el libro, su voz describía perfectamente cada detalle de la palabra, leía perfectamente, su tono se asemejaba mucho al que yo imaginaba que tendrían los personajes. Mientras tanto, mi mente reproducía sus palabras en imágenes, era la primera vez en bastante tiempo que podía “ver” imágenes, al menos podía imaginarlas. Terminé la sopa y me recosté sobre la cama siguiendo su lectura. Sin darme cuenta me quedé dormido. Aún podía seguir escuchando a Himari leer pero mi cuerpo ya no respondía, yo seguía imaginando aquellas escenas, sus diálogos, los sentimientos de los personajes, todo. Al poco terminó de leer y todo se desvaneció, entonces seguí durmiendo. Aunque antes estuve molesto con la pérdida de la vista, ahora no me parecía tan malo, al fin y al cabo seguía vivo y a pesar de no poder ver, la vida que pretendía seguir tampoco estaba tan mal. Quizás confiar en alguien que te ha quitado los ojos no es la cosa más lógica del mundo, pero lo hizo para salvarme y yo aún la quería, así que lo mejor que podía hacer era agradecerle su ayuda y permanecer junto a ella.

No dormí mucho, supuse que había dormido unas pocas horas, me incorporé y pude notar que había algo junto a la cama, volví a palpar y allí permanecía Himari durmiendo mientras sostenía el libro. Le quité el libro con cuidado, lo dejé en la mesita y fui palpando las paredes hasta llegar a la puerta, la abrí suavemente para no despertar a Himari, aunque el chirrido de la puerta y del suelo me delataría, sin embargo ella no se despertó y seguí palpando hasta llegar al cuarto de baño. Una vez tiré de la cisterna volví hacia mi cuarto, me encontraba palpando sobre la cama cuando noté algo extraño, Himari ya no estaba, supuse que se habría ido a dormir, así que levanté la sábana y me metí dentro a seguir durmiendo, al poco tiempo escuché los pasos de alguien que se acercaba a la cama, se quedó inmóvil junto a la silla donde se sentaba Himari, estuvo un tiempo así hasta que alzó la sábana y se metió conmigo, yo estaba echado hacia un lado, esta persona me abrazó por la espalda y me dijo: “No tengas miedo, yo estoy contigo.” La voz de Himari resonaba en mis oídos, el hecho de que ella estuviera allí conmigo hizo que mi corazón latiera rápidamente, casi no podía creérmelo, ¿cuál fue el motivo por el cual ella hizo eso? Según había entendido ella me dijo “lo siento” cuando le mostré lo que realmente sentía por ella, ¿porqué ese comportamiento? Yo no entendía nada, pero preferí no saberlo por el momento y disfrutar de aquello todo lo que podía.

A la mañana siguiente Himari me despertó.

      -          Veo que ayer te encontrabas mejor, ¿quieres venir al bosque a ayudarme a recoger unas cosas?

      -          Sí, por favor, no soporto vivir encerrado.

      -          Perfecto, te prepararé la ropa.

      -          Gra-gracias.

      -          No las des, es lo mínimo que puedo hacer.

Himari se levantó y me dejó la ropa al lado sobre la cama. Se marchó y cerró la chirriosa puerta. Empecé a desvestirme, y mientras lo hacía pude notar una cicatriz en el pecho. Justo a la altura del corazón, estaba cosida, al rozarla noté un escozor. Terminé de vestirme y procedí a bajar abajo, abría la puerta de mi habitación, me dirigí al pasillo y justo cuando iba a bajar Himari me sujetó del brazo.

      -          Espera, los escalones son traicioneros y no quisiera que te cayeras, cuando me cambie bajamos juntos.
      -          No es necesario, puedo bajar solo.
      -          Insisto, por favor, no quiero que sufras más daño por mi culpa.
      -          Está bien, volveré a mi cuarto, te espero allí.

Mientras volvía a mi cuarto noté que alguien me seguía, me senté en la silla y esa persona volvió a abrazarme desde la espalda.

      -          Yo siempre estaré contigo.

      -          Hi-Himari, ¿no te ibas a cambiar?

      -          Bueno, yo ya estoy lista, ¿por qué no nos divertimos un rato antes de salir?

Himari apoyó sus pechos contra mi nuca, mientras me besaba el cuello, yo me quedé sin respiración, apenas podía gesticular palabra, todo estaba sucediendo tan rápido que no me daba tiempo a pensar, mi mente permanecía en blanco, mientras tanto ella seguía besándome por la cara, se dio la vuelta y se sentó encima de mí, podía notar su cuerpo desnudo aferrándose al mío, empezaba a sentir mucho calor, me sujetó de la camisa y me besó. En ese momento me sentía confundido, no parecía la misma Himari a la que besé en el salón, su actitud, su forma de besar, mi cabeza estaba hecha un lío.

      -          ¡HIMARI! ¡¿QUÉ ESTAS HACIENDO!?

      -          ¿Qué pasa, es que no puede una divertirse un rato? Vete a recoger tus estúpidas plantas medicinales.

      -          ¡Para ahora mismo, no estoy dispuesta a que sigas haciendo esto!

      -          Cómo quieras, pero no olvides que esto es lo que realmente deseas.

La persona que estaba encima de mí se levantó y se fue del cuarto, yo me encontraba muy confuso, no entendía nada, ¿había dos Himari? Me estaba empezando a marear, así que me tumbé un poco en la cama para ver si se me pasaba. La otra Himari se acercó y se sentó en la silla.

      -          Siento que hayas pasado por esto, verás, tengo una explicación.

      -          ¿Esto tiene explicación?

      -          Es complicado, pero tienes que creerme.

      -          Con todo lo que he vivido en estos días puedo creerlo todo.

      -          Vale, ahí va…

La chica que acaba de salir soy yo, bueno, más bien una parte de mi, las dos somos la misma persona solo que cada una representa algo distinto. Ella es mis sentimientos, mis esperanzas, mis sueños y mis ilusiones. Yo solo soy un cuerpo con sus recuerdos. Yo misma hice la separación, tuve que hacerlo, ya no podía aguantar más las sensaciones que el resto de las personas ejercían sobre mí. El odio, la amargura y la desesperación podían conmigo, no pudiendo aguantarlo más realicé un conjuro de eliminación de sentimientos, pero no sabía que con ello se creaba a una persona idéntica a la otra, pero que contenía sus sentimientos. Nunca te lo había dicho porque nunca me creerías. Hemos vivido juntas mucho tiempo y aunque ella carece de recuerdos, estamos conectadas y es capaz de saber los recuerdos que yo tengo, expresando ella mis emociones conforme a la información que obtengo. A lo largo de tu estancia tanto ella como yo nos hemos ido turnando en curar a los enfermos y ocuparnos de ti. Las dos hemos dormido en la misma habitación desde entonces, pensé en volver a unirnos pero está bien así, por lo menos tengo alguien con quien compartir esta pesada carga que es cuidar a los enfermos. Lo hablamos todo, le he preguntado muchas veces si me guarda rencor por haberla separado de mi, pero ella dice que prefiere que sea así, sinceramente es mucho más fuerte que yo, a pesar de que es ella quien se alegra o entristece, dice que le doy pena por no poder volver a sentir lo que ella siente, pero yo no quiero volver a sentir todo aquello que sentía antes. Sea como fuere, las dos permanecemos aquí cuidando de todos y tarde o temprano tenía que contártelo, siento haber tenido que ocultártelo. También ruego que me disculpes, nunca pensé que tendría esa reacción ante ti, no después de lo que pasó hace unos días, justo el mismo día en que pasó el incidente contigo. Fui a dormir y ella ya estaba durmiendo, nunca había pasado esto, intenté hablar con ella, pero nunca me ha contado qué le pasaba. Últimamente iba más triste de lo normal, tienes que saber que sus cambios de humor son bruscos, también pude observar que era muy feliz, antes de tu incidente, y tras él era más triste, hemos visto a más personas caer en esta maldición, pero nunca le había pasado esto, creo que está enamorada de ti. Pero no comprendo por qué no me cuenta nada, al fin y al cabo somos una, ¿no? Al contrario que ella, yo no puedo contactar con sus sentimientos, pero ella sí con mis recuerdos, sus recuerdos no son más que meras expresiones de sus sentimientos, pero cuenta con voluntad propia. Espero haberte aclarado todo, si tienes alguna pregunta puedes hacerla ahora.

      -          ¿Con lo de un conjuro quieres decir que eres realmente una bruja?

      -          Sí.

      -          Lo de mis ojos también es un conjuro, ¿verdad?

      -          Sí, he de mantener parte de la maldición encerrada en tus ojos y conservarlos. Los tengo en un tarro de cristal junto a la mesa.

      -          Creo que lo entiendo.

Cada vez todo me empezaba a dar igual, me estaba empezando a insensibilizar de las desgracias que sufría, estaba aprendiendo a aceptar la realidad, cargar a alguien con la culpa no sería más que un signo de egoísmo y desconfianza, al fin y al cabo esa persona me había salvado la vida e intentaba hacer todo lo mejor posible para mí.

      -          Joel, tengo que ir a recoger hierbas medicinales al bosque, no puedo tardar más, ¿vas a venir o no?

      -          Vale, pero, ¿dónde está ahora tu otra yo?

      -          Seguramente haya ido a curar a unos pacientes, tenemos hierbas suficientes para dos días más, pero me gusta tener de sobra, nunca se puede saber qué puede impedirte ir a recoger más.

      -          Himari… Quiero hablar con ella a solas más tarde.

      -          Como quieras, pero no lograrás sacarle nada, es una tumba con los extraños. Aunque dado que le gustas puede ser que te cuente algo.

      -          ¿Algo de qué?

      -     Si no te lo va a contar ella, ¿crees que te lo voy a contar yo? Ah! Y por cierto… Espero que no le hagas daño, sino yo misma me encargaré de devolverte a la oscuridad. Porque quiero que sepas que si has vuelto ha sido por su empeño en salvar a las personas, siempre le digo que es mejor matar a las personas que verlas sufrir de esta manera.

De repente un escalofrío recorrió mi cuerpo, tuve miedo ciertamente de esta Himari, parecía amable y un tanto controladora, pero cuando me habló de esa manera es como si me tuviera odio, pero si todo es como ella ha dicho, no debería de tener sentimientos y el odio es un sentimiento, pienso preguntárselo a la otra Himari.


Continuará...

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