Cuando volví a despertar volví a ver todo oscuro, ya nunca
más podría volver a ver nada más… Escuchaba a alguien que lloraba cerca, estaba
echado sobre la cama donde yo estaba. Acerqué mi mano para tantear quien era.
Este tacto, el pelo corto, se trataba de Himari. Yo ya me había tranquilizado
un poco y traté de consolarla.
-
Vamos, no llores, después de todo sigo vivo,
¿no?
-
Sí, pero es todo culpa mía.
-
Deja de echarte la culpa de todo, nunca debí de
haber tocado las espinas del rosal.
-
Yo nunca debí dejar que te quedaras, si no lo
hubiese hecho probablemente estarías bien.
-
Fue inevitable, me habían dejado tirado, en todo
caso la culpa sería de aquellos viejos. –reí-
-
Nunca me perdonaré lo que te he hecho, lo
siento, lo siento mucho.
-
No tienes que sentir nada, me has salvado la
vida, al menos no soy un vegetal. Todavía puedo seguir moviéndome, oírte,
tocarte, olerte y saborear esa comida tan rica que haces.
-
Gracias, de verdad, pero lo que hice no me
gusta.
-
Tan solo me devolviste la vida, vivir en la
completa oscuridad no es agradable. La impotencia de no poder hacer nada es el
mayor castigo que se le puede dar a una persona. Estoy seguro de que los demás
también piensan lo mismo y te están agradecidos por ello.
Himari se levantó y fue a preparar algo de comer para la
cena, yo, mientras tanto pensaba en qué haría de ahí en adelante. Estar tirado
en una cama para el resto de mi vida era demasiado aburrido así que decidí
empezar a valerme por mí mismo comenzando por caminar. Me levanté de la cama y
fui tanteando todo lo de la habitación, por la situación de los objetos pude
deducir que estaba en la habitación donde me había hospedado en la casa de
Himari. Junto a la mesita de noche había un libro, era el que Himari me había
regalado, lo reconocí por su inconfundible encuadernamiento, pensaba que ya era
inútil para mí leer este libro, sin ojos poco más podría hacer. Lo volví a
dejar sobre la mesita y me senté sobre la cama. De fondo sonaba un grillo por
lo que pude deducir que era de noche. El olor de la comida subía hasta el
cuarto, olía de maravilla, juraría que una sopa de champiñones, pero no estaría
seguro de ello hasta haberla comido, tenía mucha hambre, no sabía cuántos días
había estado encamado o cuándo fue la última vez que comí, así que esperaba con
ansias la hora de la comida.
-
¡Qué haces levantado! Vuelve a la cama, hace
poco que te operé, debes reposar.
-
Tranquila, ya me encuentro bien, un poco
mareado, eso es todo, tengo hambre, ¿qué hay de comer?
-
Sopa de champiñones, tengo entendido que es tu
favorita.
-
Sí, ¿cómo lo has sabido?
-
No olvides que soy una bruja… ¡No hombre! Lo
dijiste mientras dormías.
-
¡Vaya! Ya ni durmiendo está uno tranquilo. –reí-
-
Tienes muy buen humor para haber pasado por todo
esto.
-
Esto para mí ha sido como volver a nacer. Creí
estar perdido hasta que tu voz me encontró y me trajo de vuelta desde las
sombras. Tú eres mi salvadora y te estaré siempre agradecido.
-
No digas eso, yo solo te he traído desgracia,
siempre traigo desgracia a mis seres queridos.
-
Himari… Respecto al libro, tengo que
devolvértelo, me es imposible terminar de leerlo en estas condiciones, siento
tener que devolver un regalo, pero alguien podrás aprovecharlo mejor que yo en
un futuro.
-
No, el libro es tuyo, yo te lo regalé, que no
puedas leerlo no es un impedimento, ¿tú querías seguir leyéndolo verdad? Eso no
impedirá que lo hagas, yo te lo leeré.
Himari siguió leyéndome el libro, su voz describía
perfectamente cada detalle de la palabra, leía perfectamente, su tono se
asemejaba mucho al que yo imaginaba que tendrían los personajes. Mientras
tanto, mi mente reproducía sus palabras en imágenes, era la primera vez en
bastante tiempo que podía “ver” imágenes, al menos podía imaginarlas. Terminé
la sopa y me recosté sobre la cama siguiendo su lectura. Sin darme cuenta me
quedé dormido. Aún podía seguir escuchando a Himari leer pero mi cuerpo ya no
respondía, yo seguía imaginando aquellas escenas, sus diálogos, los
sentimientos de los personajes, todo. Al poco terminó de leer y todo se
desvaneció, entonces seguí durmiendo. Aunque antes estuve molesto con la
pérdida de la vista, ahora no me parecía tan malo, al fin y al cabo seguía vivo
y a pesar de no poder ver, la vida que pretendía seguir tampoco estaba tan mal.
Quizás confiar en alguien que te ha quitado los ojos no es la cosa más lógica
del mundo, pero lo hizo para salvarme y yo aún la quería, así que lo mejor que
podía hacer era agradecerle su ayuda y permanecer junto a ella.
No dormí mucho, supuse que había dormido unas pocas horas,
me incorporé y pude notar que había algo junto a la cama, volví a palpar y allí
permanecía Himari durmiendo mientras sostenía el libro. Le quité el libro con
cuidado, lo dejé en la mesita y fui palpando las paredes hasta llegar a la
puerta, la abrí suavemente para no despertar a Himari, aunque el chirrido de la
puerta y del suelo me delataría, sin embargo ella no se despertó y seguí
palpando hasta llegar al cuarto de baño. Una vez tiré de la cisterna volví
hacia mi cuarto, me encontraba palpando sobre la cama cuando noté algo extraño,
Himari ya no estaba, supuse que se habría ido a dormir, así que levanté la
sábana y me metí dentro a seguir durmiendo, al poco tiempo escuché los pasos de
alguien que se acercaba a la cama, se quedó inmóvil junto a la silla donde se
sentaba Himari, estuvo un tiempo así hasta que alzó la sábana y se metió
conmigo, yo estaba echado hacia un lado, esta persona me abrazó por la espalda
y me dijo: “No tengas miedo, yo estoy contigo.” La voz de Himari resonaba en
mis oídos, el hecho de que ella estuviera allí conmigo hizo que mi corazón
latiera rápidamente, casi no podía creérmelo, ¿cuál fue el motivo por el cual
ella hizo eso? Según había entendido ella me dijo “lo siento” cuando le mostré
lo que realmente sentía por ella, ¿porqué ese comportamiento? Yo no entendía
nada, pero preferí no saberlo por el momento y disfrutar de aquello todo lo que
podía.
A la mañana siguiente Himari me despertó.
-
Veo que ayer te encontrabas mejor, ¿quieres
venir al bosque a ayudarme a recoger unas cosas?
-
Sí, por favor, no soporto vivir encerrado.
-
Perfecto, te prepararé la ropa.
-
Gra-gracias.
-
No las des, es lo mínimo que puedo hacer.
Himari se levantó y me dejó la ropa al lado sobre la cama.
Se marchó y cerró la chirriosa puerta. Empecé a desvestirme, y mientras lo
hacía pude notar una cicatriz en el pecho. Justo a la altura del corazón,
estaba cosida, al rozarla noté un escozor. Terminé de vestirme y procedí a
bajar abajo, abría la puerta de mi habitación, me dirigí al pasillo y justo
cuando iba a bajar Himari me sujetó del brazo.
-
Espera, los escalones son traicioneros y no
quisiera que te cayeras, cuando me cambie bajamos juntos.
-
No es necesario, puedo bajar solo.
-
Insisto, por favor, no quiero que sufras más
daño por mi culpa.
-
Está bien, volveré a mi cuarto, te espero allí.
Mientras volvía a mi cuarto noté que alguien me seguía, me
senté en la silla y esa persona volvió a abrazarme desde la espalda.
-
Yo siempre estaré contigo.
-
Hi-Himari, ¿no te ibas a cambiar?
-
Bueno, yo ya estoy lista, ¿por qué no nos
divertimos un rato antes de salir?
Himari apoyó sus pechos contra mi nuca, mientras me besaba
el cuello, yo me quedé sin respiración, apenas podía gesticular palabra, todo
estaba sucediendo tan rápido que no me daba tiempo a pensar, mi mente
permanecía en blanco, mientras tanto ella seguía besándome por la cara, se dio
la vuelta y se sentó encima de mí, podía notar su cuerpo desnudo aferrándose al
mío, empezaba a sentir mucho calor, me sujetó de la camisa y me besó. En ese
momento me sentía confundido, no parecía la misma Himari a la que besé en el
salón, su actitud, su forma de besar, mi cabeza estaba hecha un lío.
-
¡HIMARI! ¡¿QUÉ ESTAS HACIENDO!?
-
¿Qué pasa, es que no puede una divertirse un
rato? Vete a recoger tus estúpidas plantas medicinales.
-
¡Para ahora mismo, no estoy dispuesta a que
sigas haciendo esto!
-
Cómo quieras, pero no olvides que esto es lo que
realmente deseas.
La persona que estaba encima de mí se levantó y se fue del
cuarto, yo me encontraba muy confuso, no entendía nada, ¿había dos Himari? Me
estaba empezando a marear, así que me tumbé un poco en la cama para ver si se
me pasaba. La otra Himari se acercó y se sentó en la silla.
-
Siento que hayas pasado por esto, verás, tengo
una explicación.
-
¿Esto tiene explicación?
-
Es complicado, pero tienes que creerme.
-
Con todo lo que he vivido en estos días puedo
creerlo todo.
-
Vale, ahí va…
La chica que acaba de
salir soy yo, bueno, más bien una parte de mi, las dos somos la misma persona
solo que cada una representa algo distinto. Ella es mis sentimientos, mis
esperanzas, mis sueños y mis ilusiones. Yo solo soy un cuerpo con sus
recuerdos. Yo misma hice la separación, tuve que hacerlo, ya no podía aguantar más
las sensaciones que el resto de las personas ejercían sobre mí. El odio, la
amargura y la desesperación podían conmigo, no pudiendo aguantarlo más realicé
un conjuro de eliminación de sentimientos, pero no sabía que con ello se creaba
a una persona idéntica a la otra, pero que contenía sus sentimientos. Nunca te
lo había dicho porque nunca me creerías. Hemos vivido juntas mucho tiempo y
aunque ella carece de recuerdos, estamos conectadas y es capaz de saber los
recuerdos que yo tengo, expresando ella mis emociones conforme a la información
que obtengo. A lo largo de tu estancia tanto ella como yo nos hemos ido turnando
en curar a los enfermos y ocuparnos de ti. Las dos hemos dormido en la misma
habitación desde entonces, pensé en volver a unirnos pero está bien así, por lo
menos tengo alguien con quien compartir esta pesada carga que es cuidar a los
enfermos. Lo hablamos todo, le he preguntado muchas veces si me guarda rencor
por haberla separado de mi, pero ella dice que prefiere que sea así,
sinceramente es mucho más fuerte que yo, a pesar de que es ella quien se alegra
o entristece, dice que le doy pena por no poder volver a sentir lo que ella
siente, pero yo no quiero volver a sentir todo aquello que sentía antes. Sea
como fuere, las dos permanecemos aquí cuidando de todos y tarde o temprano
tenía que contártelo, siento haber tenido que ocultártelo. También ruego que me
disculpes, nunca pensé que tendría esa reacción ante ti, no después de lo que
pasó hace unos días, justo el mismo día en que pasó el incidente contigo. Fui a
dormir y ella ya estaba durmiendo, nunca había pasado esto, intenté hablar con
ella, pero nunca me ha contado qué le pasaba. Últimamente iba más triste de lo
normal, tienes que saber que sus cambios de humor son bruscos, también pude
observar que era muy feliz, antes de tu incidente, y tras él era más triste,
hemos visto a más personas caer en esta maldición, pero nunca le había pasado
esto, creo que está enamorada de ti. Pero no comprendo por qué no me cuenta
nada, al fin y al cabo somos una, ¿no? Al contrario que ella, yo no puedo
contactar con sus sentimientos, pero ella sí con mis recuerdos, sus recuerdos
no son más que meras expresiones de sus sentimientos, pero cuenta con voluntad
propia. Espero haberte aclarado todo, si tienes alguna pregunta puedes hacerla
ahora.
-
¿Con lo de un conjuro quieres decir que eres
realmente una bruja?
-
Sí.
-
Lo de mis ojos también es un conjuro, ¿verdad?
-
Sí, he de mantener parte de la maldición
encerrada en tus ojos y conservarlos. Los tengo en un tarro de cristal junto a
la mesa.
-
Creo que lo entiendo.
Cada vez todo me empezaba a dar igual, me estaba empezando a
insensibilizar de las desgracias que sufría, estaba aprendiendo a aceptar la
realidad, cargar a alguien con la culpa no sería más que un signo de egoísmo y
desconfianza, al fin y al cabo esa persona me había salvado la vida e intentaba
hacer todo lo mejor posible para mí.
-
Joel, tengo que ir a recoger hierbas medicinales
al bosque, no puedo tardar más, ¿vas a venir o no?
-
Vale, pero, ¿dónde está ahora tu otra yo?
-
Seguramente haya ido a curar a unos pacientes,
tenemos hierbas suficientes para dos días más, pero me gusta tener de sobra,
nunca se puede saber qué puede impedirte ir a recoger más.
-
Himari… Quiero hablar con ella a solas más
tarde.
-
Como quieras, pero no lograrás sacarle nada, es
una tumba con los extraños. Aunque dado que le gustas puede ser que te cuente
algo.
-
¿Algo de qué?
- Si no te lo va a contar ella, ¿crees
que te lo voy a contar yo? Ah! Y por cierto… Espero que no le hagas daño, sino
yo misma me encargaré de devolverte a la oscuridad. Porque quiero que sepas que
si has vuelto ha sido por su empeño en salvar a las personas, siempre le digo
que es mejor matar a las personas que verlas sufrir de esta manera.
De repente un escalofrío recorrió mi cuerpo, tuve miedo
ciertamente de esta Himari, parecía amable y un tanto controladora, pero cuando
me habló de esa manera es como si me tuviera odio, pero si todo es como ella ha
dicho, no debería de tener sentimientos y el odio es un sentimiento, pienso preguntárselo
a la otra Himari.
Continuará...